Christian Camacho
THE LAST SONG OF THE EVENING
September 20, 2020
A diferencia de la mayor parte de la producción pictórica de Christian Camacho, esta serie de piezas se centra en la representación figurativa. Esto se debe a la manera en la que las obras se involucran con la tradición musiva, misma que puede ser vista como un antecedente de la disciplina de la pintura. Teniendo en mente esta relación, las piezas de Camacho no pretenden ahondar en la historia del arte del mosaico (que comprende desde el paleocristianismo, pasando por sus expresiones en la antigua Roma y Bizancio, hasta llegar al siglo XX con la arquitectura moderna) sino investigar su visualidad y, en cierta medida, actualizar su sentido más tradicional desde una óptica particular – una que manifiesta una vía negativa. En lo que respecta a la tradición más clásica del mosaico, la figuración en estas obras de Camacho continúa operando simbólicamente: las pinturas pueden ser vistas como repositorios de mensajes. Sin embargo, y en oposición al arte bizantino, varios de estos iconos como abreviaciones de disposiciones afectivas guardan cierto pesimismo y pueden inquietar, operando prácticamente como malos presagios.
Si bien las piezas de Camacho no pretenden revisar el desarrollo del arte musivo, su intención de investigar su visualidad e involucrarse con su estética lo lleva a comprender en su producción ciertos aspectos claves de dicha tradición. Uno de estos, por ejemplo, se puede observar en el montaje de las obras en sala. Sus trabajos se encuentran instalados dentro de nichos que crean una continuidad entre la superficie de las pinturas y los muros de la galería, apelando a la relación de integración entre el mosaico y la arquitectura. Otros vínculos se dan a partir de la factura de las piezas. Para aproximarse a la visualidad de los mosaicos, Camacho recurrió a una pincelada regular, ejecutada con un solo pincel, que funciona de manera estructural y que parte del ritmo visual de las teselas más que de su materialidad. La aplicación de la pintura bajo esta lógica recuerda las técnicas que generalmente se utilizan en el trabajo musivo: el tesselattum y el vermiculatum. En el primero, una pincelada regular remite a los mosaicos tradicionales, generalmente cúbicos. En el segundo, se adapta a la medida y sirve, principalmente, para crear los contornos y detalles de las imágenes. De esta forma, la aplicación de pintura remite a la aplicación de las teselas y determina que las representaciones tiendan a lo figurativo, sean rígidas, hieráticas, frontales e inmóviles y, del mismo modo, conlleva una particular relación de las obras con la luz. Así, la solución pictórica de estas piezas puede vincularse a la producción no figurativa del artista y sus intereses en color y luminosidad, materia y transparencia e interacciones entre distintos cuerpos.
No Mondays No Masters es una obra que se presta para tratar la disposición opositora de los iconos de Camacho, en particular si se discute teniendo en mente la tradición que comprende desde el paleocristianismo hasta el mosaico bizantino. Esta pintura puede referirse a algunas de sus características más distintivas. Snoopy y Garlfield son esquemas icónicos provistos de rigidez y hieratismo, separados entre ellos por una superficie que ha sido tratada de manera paisajística o decorativa. La obra, además, cuenta con una inscripción, misma que sirve como su título. Parafraseando “Ni Dios ni amo”, Snoopy y Garlfield ante un paisaje celestial dan cuenta de una relación entre el orden cósmico y el terrenal que se opone a la espiritualidad que encierra el arte bizantino. En este sentido, la práctica de Camacho en estas pinturas es cercana a la de un iconógrafo hereje. En No Mondays No Masters no existe esperanza ni trascendencia sino pesimismo y desconfianza; el llamado a una revuelta al estado de las cosas es lo más cercano a una redención.
Otras pinturas del conjunto parecen negar este tipo de redención, son más inquietantes y evocan intranquilidad, malos presentimientos y cierta inevitabilidad de la desgracia. Por ejemplo, la imagen de una mantis religiosa con su enorme “capacidad lirica” (Roger Caillois): con su cuerpo antropomórfico y su canibalismo nupcial cuenta con el potencial de llevar a la psique hacia una confrontación con sensaciones e instintos desconocidos. Paciencia e Impaciencia presentan cuencas de ojos vacías que, de manera inquietante, aparecen entre flores, plantas y vegetación, tal y como sucede con las penetrantes miradas de varios personajes y animales en ciertas pinturas de Henri Rousseau. Los Agravios recurre a una imagen tomada de un documento colonial español: el Códice Martínez Compañón. Como representación de todo un proceso histórico, aparece un cangrejo que ferozmente caza y somete, con una de sus tenazas, a un ave del cuello. Fuck you all, this is the last song of the evening presenta la imagen de Kurt Cobain mediante un encuadre del clásico MTV Unplugged de Nirvana, grabado en 1993 algunos meses antes de su suicidio. El título de la exposición también se desprende de este episodio: son las palabras de Cobain al cerrar la que, para muchos, fue su última presentación televisada globalmente. Retrospectivamente, este momento resulta anticipatorio de una desgracia por venir. Este sentir de amenaza y muerte es un rasgo común y prevaleciente en este conjunto de pinturas.
Daniel Garza-Usabiaga
This exhibition is presented at Centro Cultural Plaza Fátima, 🡫
a public cultural center for the arts in the heart of San Pedro’s residential area.